18 jul 2014

Grand Canyon National Park

El gran cañón...

Tanto tiempo esperando, tantas ganas de presenciar una de las más extraordinarias maravillas de la naturaleza, tantas veces vistas imágenes... y aún así uno se queda asombrado cuando se asoma al gran cañón.


Es más grande, más imponente y más impresionante que todas las grandes obras humanas que he visto, tanto artísticas como de ingeniería (y algunas son auténticas maravillas).

La verdad es que uno se queda sin calificativos, porque todos los que se le ocurren se quedan pequeños.



Grand Canyon National Park ocupa una extensión de casi 5000 km2 (más que algunas provincias españolas), ocupando una longitud de unos 450 km del tramo del río Colorado que discurre por el estado de Arizona.
Se encuentra en la Gran Meseta del Colorado, una altiplanicie de cerca de 3000 m. de altitud que ocupa una extensión similar a la mitad de la Península Ibérica, en los estados de Arizona, Utah, Colorado y Nuevo México.

Esta gran meseta se elevó hace unos 75 millones de años, a finales de la era Secundaria (Mesozoico). Tras sufrir numerosos cambios a lo largo de su historia, el Gran Cañón comenzó a formarse hace tan sólo unos 5 millones de años, al abrirse el golfo de California y disminuir de forma muy importante el nivel de la desembocadura del río Colorado. Esto provocó que el río aumentara su velocidad y, por tanto, su nivel erosivo sobre una roca sedimentaria poco resistente, dando lugar a una extensa y profunda garganta, que tiene una profundidad media de unos 1400 m., llegando hasta un máximo de 2000 m., y una anchura entre 10 y 30 km, según las zonas.


La excavación que ha llevado a cabo el río Colorado ha dejado al descubierto toda la secuencia de rocas que se han ido depositando desde la formación de las primeras rocas que formaron la base de la meseta, hace más de 1700 millones de años y que se observan en varias zonas del fondo del cañón. Por tanto, aquí afloran algunas de las rocas más antiguas conocidas, sobre las cuales se han depositado al menos 40 capas de estratos rocosos durante ese tiempo.


Se trata, en consecuencia, de un libro abierto en el que los científicos han podido leer ( y siguen leyendo) la historia geológica de Norteamérica.