10 jul 2014

Dead Valley National Park

El Valle de la Muerte es un lugar que impresiona profundamente, no tanto visualmente como por las sensaciones que uno experimenta cuando se encuentra en pie en medio de un auténtico horno.

Se trata de un desierto originado por el efecto Föehn provocado por el gran macizo de Sierra Nevada, que bloquea la llegada de los aires húmedos del Océano Pacífico.
Estos vientos van desprendiéndose de su humedad a medida que ascienden por la ladera oeste de las montañas y se enfrían.
Cuando superan las cumbres de Sierra Nevada, superiores a los 3000 m. (e incluso algunos picos por encima de los 4000 m.), han perdido casi toda su humedad y son vientos muy secos.
Precisamente por ser secos, se calientan muy rápidamente a medida que descienden por la otra ladera, hasta llegar al Valle de la Muerte, que en muchas zonas está por debajo del nivel del mar.


Así, este valle es uno de los lugares más secos y calurosos del planeta, con temperaturas que habitualmente superan los 50ºC

Precisamente, este día de nuestra visita estaba parcialmente nuboso, cubierto en muchos momentos, de manera que era un día no muy caluroso.
O sea, que "sólo" teníamos 47ºC cuando bajamos del autobús. Aunque lo peor no es la temperatura en sí, sino un viento bastante fuerte y muy caliente, que recordaba mucho al aire que sale cuando abres el horno para comprobar cómo va lo que estás cocinando.


La sensación fue auténticamente agobiante mientras dábamos un corto paseo por la zona.
Y, sin embargo, allí había arbustos, como testimonio de que la vida aparece por todas partes, colonizando los medios más adversos e inhóspitos.


 El verdor que se aprecia en estos arbustos es debido a otro fenómeno extraordinario al que estuvimos a punto de asistir. Pues sólo dos días antes no dijeron que había llovido y se veían en algunos lugares las huellas del agua al correr entre la arena.