El nombre del cañón y del parque fue idea de alguno de los colonos mormones que se instalaron en la zona a mediados del siglo XIX, haciendo referencia al "Sion" de la Biblia, una parte de la ciudad de Jerusalén, que frecuentemente se utiliza como sinónimo de liberación, de tierra prometida, o de lugar de paz, calma y belleza, el sitio ideal donde los judíos anhelaban vivir.
En verdad es un lugar muy hermoso y estar en el fondo del cañón, entre la abundante vegetación de un verde intenso, rodeado de los altos farallones de roca anaranjada y blanca, es una sensación muy placentera (incluso estando en la zona del centro de visitantes, donde siempre hay gente cerca).
Saliendo del parque, tuvimos la suerte de ver a un par de cabras del desierto (desert bighorn sheep), "Ovis canadiensis nelsoni", una subespecie que habita las zonas desérticas y semidesérticas del suroeste de los Estados Unidos y norte de México.
A pesar de tratarse de un animal bastante difícil de ver, pudimos ver dos ejemplares bastante cerca, que nos observaron atentamente desde la seguridad de la altura, hasta que se aburrieron y continuaron su camino.